Prólogo

Guía para promover la lectura en inglés y la creatividad con primeros lectores

La lectura es una habilidad fundamental a la hora de aprender un idioma y aporta beneficios no solo a nivel educativo sino también a nivel personal. Potencia una buena comprensión, adquisición de vocabulario, desarrollo de la expresión oral y escrita, mejora de la ortografía. Y además de estos aspectos puramente lingüísticos la lectura proporciona conocimiento, cultura, formas de comportamiento, facilidad para relacionarse y expresarse, potencia la capacidad de atención y observación, desarrolla la creatividad y la capacidad de imaginar.

La lectura respecto al aprendizaje de idiomas permite desarrollar las cuatro competencias lingüísticas: hablar, escuchar, leer y escribir en el idioma de destino. Es decir, una persona que lee con frecuencia en inglés asimila una gran cantidad de lenguaje haciendo mejorar sus producciones orales y escritas, y al mismo tiempo mejorando su comprensión auditiva. De forma implícita, se adquiere vocabulario y se asimila el significado de palabras por contexto. El aprendiz activa el conocimiento previo y lo usa para entender el texto que se le presenta. Al apropiarse del texto, se siente parte activa del mismo y entra en juego la creatividad, que le permite jugar con él. A veces al añadirle música, distintas entonaciones, repetición… Además de permitirle crear sus propias versiones. Por tanto, un libro puede provocar en el que lo lee diversión, entretenimiento, y sobre todo motivación para seguir aprendiendo el idioma.

La motivación hacia la lectura por parte del aprendiz es fundamental para que se desarrolle de forma eficiente la práctica de la lectura, por eso es necesario cuidar unos factores imprescindibles: desde una correcta selección de materiales de lectura que respondan a los intereses, a la madurez y a la edad del lector hasta integración de otros formatos tecnológicos como complementos interactivos de lo leído pasando por el uso de la creatividad como motor del aprendizaje.

Por tanto, y a modo de resumen, al promover la lectura en inglés en el aula estamos favoreciendo el desarrollo de las cuatro destrezas- escuchar, hablar, leer y escribir – de una forma paralela y armónica.

Escuchar historias les permite acostumbrarse a sonidos, entonación, acento y ritmo. Si además las historias son ilustradas, a la vez les permiten ir realizando inferencias entre imágenes y textos, realizar predicciones y familiarizarse con algunas estructuras.

Hablar tras escuchar los cuentos o historias, o incluso durante la propia escucha, les permite ser conscientes de su propio aprendizaje. Pueden repetir estructuras, contestar a sencillas preguntas que les interpelan directamente en el texto o añadir sus propias apreciaciones. La utilización de textos dialogados o pequeñas dramatizaciones – roleplay- que completen el texto sirven para ayudar a los aprendices a ejercitarse con esta destreza. Estos diálogos y dramatizaciones deben ir dando paso paulatinamente a la comunicación real.

Leer historias o cuentos de forma independiente, después de haber disfrutado de una lectura en voz alta o una narración, les permite disfrutar de lo que han aprendido y encontrar ejemplos reales que ya son capaces de descifrar. Es importante realizar una actividad previa de motivación y luego permitirles que exploren libremente los materiales de lectura complementarios, descubriendo en ellos a través de las imágenes y de los textos repetitivos, de nuevo, una posibilidad para comunicarse en inglés.

Por último, escribir sus propias versiones sobre lo leído, aportando su imaginación y creatividad, es el mejor exponente para poner en evidencia el nivel de comprensión alcanzado. Al hablar de escribir nos alejamos de la idea de la redacción guiada, y nos acercamos más a la escritura creativa, al uso del papel como elemento de juego que permite crear libros- acordeón, libros con papiroflexia, cuentos infinitos, aviones, barcos… Que el aprendiz aprenda a jugar también con el formato de manera que la creación de su propia historia se convierte en algo tan creativo y personal que sea una motivación en si mismo. A partir del estímulo oral y escrito, el aprendiz no debe olvidar que escribir es esencialmente comunicación, y por tanto hay que procurar que use su poder creativo, en cuanto sea posible, dentro de un contexto de comunicación real.